«No hicimos el cordobazo por plata»

Con sus 78 años, Juan Enrique Villa carga en sus espaldas un pedazo de historia del sindicalismo argentino y cordobés de las décadas del 60 y 70 del siglo pasado. Sus recuerdos entraman una mirada política que se edificó en las fábricas de una Córdoba industrial y politizada. En la siguiente conversación con Agustín Di Toffino repasa parte de sus vivencias, que hoy son la memoria de la clase trabajadora de Córdoba. 

por Agustín Di Toffino

En la década del sesenta viajaste a la ciudad de Córdoba desde tu pueblo natal ¿Con que te encontraste?

Yo nací en Cruz del Eje, en el noroeste de la provincia de Córdoba, en 1947. Allí me recibí en la primaria, la secundaria, y de maestro rural, porque había una escuela normal que se dedicaba a hacer maestros rurales para que fuéramos a las escuelas del campo. Sin embargo, en 1966 me voy a estudiar abogacía a Córdoba. Como muchos jóvenes teníamos ya una inquietud social por un mundo mejor. O sea,  lo que aprendimos en el secundario nos sirvió para ir defendiendo la justicia de los de más abajo. Cuando llegué a Córdoba se da el golpe de Juan Carlos Ongania, cierran las universidades y eso cambia mis planes. En el 68 me toca la Colimba y se me muere mi mamá. Eso hizo que mi viejo me diga, “Bueno, vas a tener que laburar”. Y a través de un jefe de personal que era de un pueblo cercano a Cruz del Eje, entro a la empresa Perkins.

Éramos bien pagos los trabajadores, es que no habíamos hecho el cordobazo por plata, sino que lo habíamos hecho convencidos ideológicamente que había que tumbar a los milicos porque no lo queríamos

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¿Qué tipo de empresa era Perkins? 

Perkins era una empresa con licencia inglesa de capitales argentinos. En la mejor época de producción éramos 1.500 operarios. Y fabricábamos motores diésel que se aplicaban a la pick up de Ford, a la pick up de Chevrolet, a embarcaciones y al tractor Massey Ferguson, que se fabricaba en Rosario. Era un momento de una Argentina industrial, había muchas fábricas. En donde estaba Perkins, en la zona de Ferreyra,  había todo un conglomerado de fábricas. Estaba la FIAT Concord que hacia autos, estaba Materfer que se dedicaba al material ferroviario, Grandes Motores Diésel que hacían motores para las máquinas, para los coches motores, Thomson-Ranco, Armando López, industria del caucho, entre otras empresas. 

La dictadura de Ongania se planteaba que tenía objetivos pero no plazos ¿Cómo caracterizas al clima político de aquella época?

Habíamos tenido el gobierno de Arturo Illia, que gana en 1963, pero con la proscripción del peronismo, y después viene la dictadura de Ongania. En esos años, mientras me incorporo a trabajar en la industria, se daba mucha discusión política. ¿Por qué? Porque también tuvimos la influencia de la revolución cubana con las figuras del  Che Guevara y Fidel Castro. En aquel entonces no existían los telefonitos de hoy. Vivíamos una politización con la lectura. Nosotros leíamos mucho. Leíamos John William Cooke, leíamos El Capital de Marx, aunque por ahí costaba, a Engels, el ¿Qué hacer? de Lenin, a Perón, a Evita. Había reuniones de toda clase. Políticas, sociales y que te invitaban a que discutieras lo que estaba pasando en Córdoba y el mundo. 

¿Cuáles fueron tus primeras experiencias políticas? 

Anteriormente, cuando tenía 18 años, estuve participando en Cruz del Eje con un grupo que se llamaba Malena, Movimiento de Liberación Nacional. Estaban Susana Fiorito, Ismael Viñas. Este grupo iba haciendo reuniones por diferentes pueblos. Tenían ideas socialistas, pero diríamos de centroizquierda. No eran como otros grupos que eran de extrema izquierda. Yo con el tiempo me voy radicalizando. Ahí encuentro a El Obrero, organización revolucionaria comunista, que tienen una posición más radicalizada, o sea, la idea de buscar el socialismo en serio, de hacer acciones para buscar el socialismo. 

¿Y como era el Sindicato de Perkins? ¿Qué significa ser un sindicato por empresa?

El sindicato por empresa se crea en el gobierno de Arturo Illia. Estos sindicatos fueron impulsados por sectores de la burguesía nacional. En ese tiempo había una burguesía nacional, hoy no sé si existe. Ellos creían que haciendo sindicatos por empresa podían controlar y manejar al gremio. Realmente se equivocaron, porque podían influir en las primeras conducciones gremiales, poniendo a alguien de la democracia cristiana o un peronista de derecha afín a la patronal. Pero le salió el tiro por la culata, porque de esa forma, los sectores combativos se hacen del gremio más fácilmente. Al no estar organizados en el marco de una Federación evitas que te intervengan cuando se producen diferencias políticas, como ocurrió en 1974 con el SMATA Córdoba por ejemplo.

El sindicato por empresa se crea en el gobierno de Arturo Illia. Estos sindicatos fueron impulsados por sectores de la burguesía nacional.

¿Cómo fue el proceso que llegaste a ser secretario general del sindicato? 

Yo cuando entre a la empresa al año ya era delegado. Pero no podíamos ir todos los delegados a discutir con la patronal por alguna demanda. Entonces existía la comisión interna de reclamo, que la formaban tres delegados. Yo integre esa Comisión y desde ese espacio fuimos armando el Movimiento Sindical de Recuperación de Perkins, que luego se presentó como lista marrón y  ganamos las elecciones en 1971. Atrás quedó la vieja conducción encabezada por un democratacristiano y muy pegado a la patronal. Nosotros discutíamos mucho con los trabajadores, le hablábamos a la gente como iban las negociaciones por las paritarias, éramos combativos y le dábamos respuestas a los reclamos y necesidades. Primero, el secretario general fue el compañero Miguel Aguera. Y después asumí yo como secretario general en 1975.

¿Cómo articulaban con el resto del movimiento obrero?

En Córdoba, el movimiento obrero venia de un proceso de unidad que se había dado en torno a la CGT. Estaban los Ortodoxos, integrados justamente por peronistas ortodoxos, los Legalistas que encabezaba el peronista Atilio López de la UTA y los Independientes liderados por Agustín Tosco de Luz y  Fuerza. Nosotros estábamos con este sector. Como éramos jovencitos y teníamos ganas de hacer cosas, íbamos todos los miércoles a Luz y Fuerza y allí el Gringo Tosco y sus compañeros nos daban mucho material para que aprendamos, nos daban para leer de economía, leíamos una revista que se llamaba El Economista, donde sacábamos mucha información. La idea era tener elementos para desarmar el discurso de la patronal cuando había una discusión paritaria. Era discutirle a la patronal que repartan más lo que producían. Tosco nos aconsejó que nunca dejemos de ir a la fábrica pese a tener permiso gremial. La gente confiaba mucho en nosotros porque estábamos todo los días con los trabajadores. 

¿Cuál era el ingreso de los trabajadores de Perkins en aquel entonces?

Nosotros cobrábamos bien, estábamos bien pagos, todo obrero que entraba se afiliaba al gremio porque le correspondía. Fíjate vos que cuando íbamos a discutir las paritarias en Buenos Aires, lo hacíamos en las oficinas de Perkins donde trabajaban a lo mejor 200 personas ¿Y qué pasó? Que a los empleados que ahí trabajaban les pagaban como empleados de comercio y nosotros les tiramos una línea para que se engancharan en el gremio y los afiliamos.  Eran trabajadores administrativos de la empresa y  pasaron a ganar el doble de lo que ganaban antes. Estos compañeros nos pasaban mucha información de cómo evolucionaba la empresa. Entonces cuando íbamos a discutir, la patronal siempre nos decía “No pidan más porque no hay más plata”. Y nosotros les sacamos todo lo que habían ganado. Y siempre les decíamos que la riqueza la crean los trabajadores porque el motor sale de una punta y termina ya listo para aplicarse en la pick up en el tractor o en una embarcación. O sea que nada que ver lo que dice ahora Ratazzi (Cristiano) de la FIAT, que es un oligarca de derecha y liberal, que ellos crean la riqueza. Mentira. La riqueza la crean los trabajadores porque si no fuéramos nosotros los que trabajamos no existiría el motor ya terminado. Nosotros no cuestionábamos la propiedad privada de la empresa. Lo que cuestionábamos era que había que dividir más la torta. Equilibrar la torta: 50% para los empresarios y 50% para los trabajadores. Esa es la distribución de la riqueza.

Nosotros no cuestionábamos la propiedad privada de la empresa. Lo que cuestionábamos era que había que dividir más la torta.

El 29 de mayo de 1969, Córdoba es protagonista de un acontecimiento que sacudió los cimientos de la dictadura ¿Qué recuerdos guardas del Cordobazo? 

Ese día la CGT convoca a un paro nacional, pero en Córdoba ese paro se hace con movilización. Nosotros hicimos abandono de tarea y  nos juntamos a las 10 de la mañana en el arco de Córdoba, en la ruta 9, para ir marchando a la sede de la CGT que quedaba en el centro de la ciudad.  En ese momento veníamos en la marcha y nos enteramos que la policía había matado a Máximo Mena, un obrero del Smata en la esquina de Arturo M. Bas y Bv San Juan. Y eso recrudece la movilización, los obreros del Smata, que tenían mucha gente, se vuelven loco y empiezan a pelear a la policía. Las tres cabezas del Cordobazo fueron, Elpidio Torres de Smata, Agustín Tosco de Luz Y Fuerza y Atilio López de la UTA y secretario general de la CGT Córdoba. Yo ese día lo sentí como algo muy lindo porque nos juntamos los trabajadores, los estudiantes y todo el pueblo con un objetivo que era derrocar a Ongania, que, entre otras cosas nos quería sacar el sábado inglés. Con el sábado inglés vos todos los días trabajabas un poquito más de horas para tener el sábado libre. Nos quería sacar eso. Y también las quitas zonales, que afectaban a sindicatos como la UOM, que de acuerdo a la zona tenían otro nivel de salario. Así se fue juntando todas las demandas. La situación venía muy convulsionada. 

No obstante, más allá de alguna reivindicación puntual siempre se analizó que el cordobazo fue un hecho de raíz política. El ministro de economía de la dictadura, Adalbert Kieger Vasena, hizo declaraciones diciendo que el Cordobazo lo habían realizado los obreros mejores pagos del país

Éramos bien pagos los trabajadores, es que no habíamos hecho el cordobazo por plata, sino que lo habíamos hecho convencidos ideológicamente que había que tumbar a los milicos porque no lo queríamos. Todo ese pueblo que le levantó tenía un enemigo en común, que era Ongania

Años después, esa misma clase trabajadora protagoniza otro acontecimiento de protesta social que marcó un hito, su nombre fue el vivorazo. 

El vivorazo fue muy importante, se da en marzo de 1971. Se le dice Vivorazo porque la dictadura tenía un gobernador interventor, un tal José Camilo Uriburu que había dicho que él iba a cortar de un solo tajo la víbora que anidaba en Córdoba, en referencia al movimiento obrero combativo. En el vivorazo participan todos los sindicatos que habían hecho el Cordobazo pero tuvieron mucho protagonismo los gremios de SItrac y Sitram, que también eran gremios por empresa. El Sitrac era de los trabajadores de Concord y el Sitram de Materfer. Había un grupo de sindicalistas muy combativos en sus conducciones, que luchan y consiguen muchas conquistas. Son una referencia del sindicalismo clasista. Entre otros dirigentes, estaban Gregorio Flores, Florencia Diaz, Jose El Petiso Paez, Carlos Massera. Venían de diferentes ideologías de la izquierda y el peronismo de base. Ellos cuando tenían un conflicto tomaban la fábrica y llegaba el ejército a desalojarlos. El viborazo fue una acción muy fuerte, también sumó a los estudiantes y contó con todo el apoyo de la CGT de Atilio López y Agustín Tosco. 

En ese entonces había mucha discusión y diferencias dentro del sindicalismo cordobés ¿Por dónde pasaba esa discusión?

Había mucha discusión política entre los trabajadores. Los militantes del  Sitrac Sitram tenían la consigna de "Ni golpe ni elección, revolución" Ellos querían hacer la revolución. En cambio,  Agustín Tosco, inteligente, con unos años más, pensaba más en un frente que represente a todos los sectores populares y se presente a elecciones. Tosco había estado en la asunción de Salvador Allende y se sentía identificado con ese proceso que se daba en Chile.

Vos fuiste parte de una conducción en el gremio que se sentía más identificada con las organizaciones de izquierda pero en la base los trabajadores eran peronistas ¿Cómo se manejaba esa contradicción?

La gente me decía “Arriba lo voy a votar al viejo (Juan Domingo Perón) que nos dio todo. Pero acá en el gremio lo voy a votar a ustedes, que son zurdos pero nos consiguen cosas”. Yo lo tomaba como algo natural. Al final, yo también termine votando a Perón, porque ya tenía diferencias con El Obrero, que proponían un voto protesta que era como un voto en blanco. Yo lo discutí con ellos, les que la gente había esperado muchos años para volver a votar a Perón.

La gente me decía “Arriba lo voy a votar al viejo (Juan Domingo Perón) que nos dio todo. Pero acá en el gremio lo voy a votar a ustedes, que son zurdos pero nos consiguen cosas”.  

Otro punto de inflexión que surge de la Córdoba convulsionada de aquellos años fue el triunfo de la formula Ricardo Obregon Cano y Atilio Lopez, en las elecciones a gobernador y vicegobernador, expresando a los sectores más combativos del peronismo ¿Qué cambios se dan con el retorno a la democracia y la vuelta del peronismo al poder?

Con el triunfo del peronismo, primero con Campora (Héctor José) y después con Perón. Y en Córdoba con Ricardo Obregon Cano y Atilio López se afianza la lucha nuestra y se afianza también la paritaria. La paritaria era la discusión del convenio. El convenio te dice tus derechos y las obligaciones de la patronal. Entonces todo eso se afianza, la lucha y el movimiento sindical combativo empieza a reforzarse y sumar muchos más sectores. Digo esto sin ignorar las discusiones que había, como por ejemplo el Pacto Social de José Gelbard, donde muchos sindicatos se opusieron. 

Paradójicamente, la Córdoba que había mostrado una clase trabajadora combativa y empoderada sufre una derrota importante con el golpe policial conocido como Navarrazo

El Navarrazo fue un golpe que hace el jefe de la Policía de Córdoba con el apoyo de la derecha peronista contra el gobierno de Obregon Cano y López, el 27 de febrero de 1974.  A mí ese día me vienen a buscar a casa y me llevan detenido a la sede de la División de Inteligencia (D2) de la Policía de Córdoba, Me detienen unas personas de civil con un brazalete amarillo que decía Alianza Libertadora Nacionalista.  Estuve alojado en un patio grande con muchos dirigentes sindicales que apoyábamos a Ricardo Obregon Cano y Atilio López. Siempre se dijo que cuando los compañeros fueron a pedir explicaciones a Buenos Aires, Perón respondió: “Que los cordobeses se cocinan en su propia salsa”. 

¿Qué cambios experimenta el sindicalismo, con todos los ataques que empieza a sufrir?

Entramos a la defensiva. Empezamos a defendernos entre nosotros y a tratar de ayudar a los compañeros que estaban atravesando dificulatdes. Las dos piezas más importantes del movimiento sindical combativo, el Smata que era conducido por un clasista, Rene Salamanca y Luz y Fuerza de Agustín Tosco, son intervenidos y sus dirigentes sufren pedidos de captura.  A nosotros no nos intervienen porque no teníamos federación. Nos allanan, nos joden, nos meten gente en cana y meses después empiezan a llevarnos gente al ex Centro Clandestino de Detención La Ribera.

¿Esa clase trabajadora vigorosa hace tan solo años antes aún tenía anticuerpos para resistir y organizarse?

 Si, fuimos armando la resistencia. Y aparece la experiencia de la Mesa de Gremios de Lucha, que la integraban los gremios que estábamos en el movimiento sindical combativo, más todos los gremios que en ese momento llevaban adelante diferentes luchas contra sus patronales. Estábamos Perkins, los Lecheros, el Caucho, Luz y Fuerza en la resistencia, porque el sindicato estaba intervenido pero los trabajadores mantenían un gremio paralelo, los Docentes, los Empleados Públicos, En ese contexto de estar a la defensiva, la Mesa de Gremios de Lucha juega un papel importante porque busca unificar todos los reclamos. Hacíamos paro todos juntos. Y realizamos una gran movilización contra el Rodrigazo, cuando el ministro de economía de Isabel Martinez de Perón sube el costo de la vida como al 100%. Nosotros veníamos de discutir las paritarias y habíamos sacado un buen porcentaje y después nos anulan todo. Ahí se viene la noche para nosotros.

Hacíamos paro todos juntos. Y realizamos una gran movilización contra el Rodrigazo, cuando el ministro de economía de Isabel Martinez de Perón sube el costo de la vida como al 100%. 

 ¿Y el golpe del 76 como impactó en el gremio y en tu vida?

Nosotros ese 24 de marzo fuimos hasta el gremio porque hacemos una asamblea con abandono de tarea en la empresa. Íbamos al gremio a reclamar. Ahí nos atiende un vice comodoro y me entero que estoy con pedido de captura junto a dos compañeros más. Paso la dictadura en la clandestinidad. El 20 de junio, aprovechando que había desfile militar por el día de la bandera, los compañeros hacen un operativo para trasladarme a Buenos Aires. Habían hecho una colecta y me alquilan un departamento en el barrio de Once.  No salía nunca de ahí. Hacia bolsitas de hilo sisal con mi compañera. Nuestro sindicato sufrió fuerte la represión que en Córdoba fue comandada por el Tercer Cuerpo de Ejército. Tenemos siete compañeros desaparecidos, muchos pasaron por la cárcel durante años. Y en el plano económico, obviamente la empresa se empezó a caer con la política de desindustrialización de Martínez de Hoz. Para que te des una idea de todo lo que cayó, la última vez que hable con el actual secretario general del sindicato me dijo que habían quedado unos 80 compañeros trabajando. El sindicato se mantiene sobre todo porque tiene una buena obra social con muchos afiliados de otros gremios. 

En aquellos años se hablaba mucho de la conciencia de clase. ¿Qué es para vos la conciencia de clase?

Bueno, nosotros hicimos una comisión de homenaje a los compañeros desaparecidos integrada por todos los compañeros que sobrevivimos a la dictadura. Hicimos una publicación con toda la historia de nuestro gremio y le pusimos La ruta al hombre nuevo.  Cuando hablamos de hombre no hablamos solamente de lo masculino hablamos del hombre y la mujer, que sean más igualitarios, más distributivos, que sean solidarios con sus vecinos, con la gente y esa era la ruta que queríamos que todo el mundo tuviera; y la conciencia de clase es que si nosotros éramos obreros no teníamos que perder nunca la condición de conciencia de trabajador de ayudarnos entre nosotros porque el adversario ya existe y son las grandes corporaciones, las grandes multinacionales 

¿Y como ves esa conciencia de clase en los trabajadores hoy? 

Han pasado muchos años, hemos estado hablando de las décadas del sesenta y setenta del siglo pasado. La tecnología juega un papel importante. No te olvides que nosotros salíamos muertos del trabajo. Entrabamos a las 6 y 30 de la mañana y salíamos a las 15 y 18 hs. Terminábamos agotados, íbamos un rato a la cama para poder hacer alguna otra actividad. ¿Y qué pasó con la tecnología?  La tecnología ayudó mucho porque lo que antes se hacía manualmente ahora tocas un botón y te lo hace un brazo, tanto en la fábrica de autos, como en la fábrica de motores. Sin embargo, la tecnología también ayudó mucho a que algunos no visualicen que siguen siendo los trabajadores lo que crean las riquezas y eso diluye la idea de una conciencia de clase. Y después esta la burocracia. Yo he visto algunos de la época nuestra que están aún en los gremios. Las federaciones manejan los estatutos como quieren, cambian las reglas de juego y se perpetúan en los lugares. Todo eso jugó para que la conciencia de clase disminuya. Pero aún existe en muchos lugares.  

Terminábamos agotados, íbamos un rato a la cama para poder hacer alguna otra actividad. ¿Y qué pasó con la tecnología? La tecnología ayudó mucho porque lo que antes hacían manualmente ahora tocas un botón y te lo hace un brazo, tanto en la fábrica de autos, como en la fábrica de motores.