“Toda civilización humana ha desarrollado alguna forma de astrología”

Alejandro Lodi es docente e investigador en astrología desde 1987. Ha participado en congresos y dictado conferencias sobre astrología personal y mundana en Argentina, Brasil y España. Es autor de numerosos libros, entre ellos “Astrologia, Conciencia y Destino” y “Los ciclos de poder en la Argentina, una aplicación astrológica para comprender nuestra historia”

por Pablo Touzon

Empezando por el principio: ¿Qué es la astrología? ¿Cuándo “empieza”, y en base a qué premisas?

En realidad, toda civilización humana ha desarrollado alguna forma de astrología. La astrología que practicamos hoy, al menos en Occidente, surge en Mesopotamia, desde ahí llega a Egipto donde tiene una influencia fuerte y luego es tomada por la cultura occidental, via Grecia y Roma. Pero en verdad la intuición de que el orden del cielo tiene una correspondencia con los sucesos de la Tierra es universal y es humana, por eso toda civilización humana desarrolló una forma de astrología, así como alguna forma de arte o de medicina. Desde ese punto de vista, no se origina en un solo “lugar”, más allá de la tradición histórica. El corazón de la astrología no surge de una ocurrencia desopilante que se despliega de manera universal, sino en apreciar que cierta dinámica cíclica del cielo se corresponde con cierta dinámica de las formas vivas en la Tierra.

Este punto es fundamental, y tal vez el más antiguo y básico principio hermético, el principio de correspondencia, y que sostiene que la realidad está organizada en diferentes órdenes que responden unos a otros. Es interesante y central diferenciar este principio de correspondencia con el principio de causalidad, que sería el que uno de estos ordenes determina al otro, en una relación lineal. La astrología no supone una mecanicidad, sino la intuición exquisita, no explicable desde una lógica estrictamente racional (aunque la física cuántica ha hecho desarrollos muy interesantes en este sentido) de que el orden del cielo y el orden de la Tierra se corresponden mutuamente, y que las diferentes dimensiones del Universo se encuentran de alguna manera vinculadas. Como si dijese: la vida es una sola.

En ese sentido, la astrología es desde su origen una indagación en los patrones de la psicología humana y de su correspondencia con el orden del cosmos

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En ese sentido, la astrología es desde su origen una indagación en los patrones de la psicología humana y de su correspondencia con el orden del cosmos, asumiendo en ese diseño que somos algo así como un cosmos en miniatura. La mitología griega, por ejemplo, no es sólo una experiencia religiosa o literaria sino la traducción en símbolos de los patrones de la psique humana, los símbolos de fuerzas psíquicas y arquetipos que influyen en la personalidad y el destino. Como sostiene la famosa frase de Carl Jung: “la astrología es la suma de todo el conocimiento psicológico de la Antigüedad, traducida a símbolos”.

Hablando de Jung, es el primero que traduce a un lenguaje más “secular” y al siglo de la ciencia algunos de estas premisas astrológicas de las que hablabas, ¿no? ¿Cuándo él habla de la sincronicidad, por ejemplo, está hablando de este principio de correspondencia que mencionabas?

Yo lo tomo como un sinónimo, desde una perspectiva no académica. En la sincronicidad que explica Jung  sucede que dos hechos absolutamente azarosos, entre los cuales no hay ninguna conexión causal entre el uno y el otro, descubro que una vez que los veo en simultaneo brindan un significado que se impone a la percepción. Yo no puedo decir que el efecto que yo aprecio en la vida humana sea causa de la influencia física de los planetas. Sí que hay una correspondencia.

La fe religiosa usa mucha la palabra “misterio”, el lugar en donde la razón no accede para explicar fenómenos que sin embargo existen ¿Sucede lo mismo en este caso? A la vez, en ese orden implícito del cosmos del que hablas, ¿hay supuesta alguna forma de la trascendencia? ¿ Dicho de otra manera, la astrología supone a Dios?

Bueno, acá podríamos distinguir entre el vínculo con el misterio del místico al vínculo con el misterio del religioso. Son dos formas de espiritualidad distintas. El diseño religioso presupone que en Dios el misterio ya ha sido revelado a alguien, al profeta que lo transmite a los demás seres humanos, es decir, hay una verdad ya revelada ya dicha y solo falta cumplir con esta. Con esa verdad el contacto con el misterio, condicionado por el dogma religioso, tiene un porqué  y eso tranquiliza, porque el misterio genera incertidumbre, imprevisibilidad, angustia, Que alguien me diga lo que Dios quiere  y qué tengo que hacer para satisfacerlo es tranquilizador, no? Pero es al mismo tiempo un cepo.

Ahora la actitud mística hacia el misterio implica que no hay intermediario, hay un contacto perceptivo, concreto y sensible,  con lo que está más allá de lo que puedo entender. Con una realidad que está más allá de lo que puedo explicar, y que se traduce en símbolos, que aluden a ella de un modo alegórico sin explicitarse en mandamientos o en un catecismo que me diga lo que tengo que hacer, y que me  invita a la experiencia directa con el misterio a través del símbolo. Esto para mí es el corazón de la astrología, y también de toda tradición mística que también tienen las grandes religiones, y que respeta el misterio en su condición.

La astrología nos recuerda que somos sensibles a un orden que está más allá de lo que podemos entender: No que es un orden que todavía no entendimos, pero en la medida que se desarrolle el pensamiento científico, lograremos comprender. El misterio no es lo que todavía no pudimos explicar. Es la aceptación de que hay un orden que estará siempre más allá de lo que podemos contener racional e  intelectualmente en tanto formas encarnadas, conciencias que se desarrollan en cuerpos finitos temporales, pero que a su vez tienen sensibilidad para lo que está más allá del tiempo y el espacio, lo que remite a lo eterno y a lo infinito. Bueno, esto es el corazón, no solo de la astrología, sino de toda tradición mística.

¿Existe el Zodiaco en el cielo? Hay un León, un Toro o un Carnero dibujados en las estrellas?

Son una representación simbólica, claro, no tiene una existencia “física” real, pero si tienen una relación con la astronomía. Los signos astrológicos tienen nombre de constelaciones, pero no son lo mismo que estas constelaciones. El Zodiaco surge de simbolizar el movimiento anual del Sol de un equinoccio de primavera en hemisferio norte a otro: ese recorrido del Sol se lo divide en 12 sectores de 30 grados que son los 12 signos de la rueda zodiacal que todo el mundo conoce hoy, a las cuales se les asigna una serie de cualidades basados en la observación sensible, la experiencia práctica y una valoración armónica y estética que remite mucho más al arte como método que a la ciencia.

Cuando se comienza a desarrollar la astrología en Mesopotamia la constelación en la que estaba el sol en el equinoccio se correspondían con las de Aries, y por eso ahí se puso a esa primera franja “Aries” y a la siguiente “Tauro” y a la siguiente “Géminis” etcétera, etcétera. Los signos son la expresión y manifestación simbólicas de ese movimiento en el cielo, y surge en el periodo neolítico cuando se comienza, junto con el desarrollo de la agricultura, a apreciar que el ritmo de las estaciones marca un ritmo vital. En ese sentido, la astrología es hija de la civilización. 

¿La astrología es un determinismo más, una suerte de “marxismo estelar”? ¿Qué hay de la vieja cuestión, presente además en todas las religiones, de la relación entre el libre albedrio y el determinismo o, en este caso, “destino? 

Al contrario, creo que una de las mayores riquezas que trajo la astrología es la relativización existencial de la contradicción entre libre albedrío y determinismo. Dane Rudhyar, que es un astrólogo que sintetizó muy bien en el siglo pasado las tradiciones esotérica y la psicología del siglo 20, sostiene algo que yo podría traducir como en que uno es libre en la medida que se reconoce en la estructura que lo constituye.

Esto está en la esencia de la astrología: está determinado que en el hemisferio sur ahora van a empezar a caer las hojas de los árboles y que dentro de un par de meses va a empezar a hacer frío, eso no es opcional, va a ocurrir independientemente de nuestra voluntad. Ahora si eso va a implicar que que me voy a enfermar, que mi invierno incluye una gripe o que la voy a pasar mal o bien ya depende de la afinación que tenga mi conciencia individual con ese ritmo ya  está determinado Si yo porque me autopercibo veraniego, niego el invierno y me quedo en musculosa en julio en el hemisferio sur es predecible que incluso me muera de una pulmonía;  ahora si yo sabiendo, aceptando y reconociéndome en ese determinismo, me alineo y me abrigo, puedo disfrutar de esa misma condición estacional que me podría haber conducido a la muerte. Ahí está el libre albedrío. 

La astrología se basa en una lógica circular que es la del zodíaco, una representación circular que ya es un todo un desafío para nuestro paradigma perceptivo que  está muy condicionado por una lógica lineal y progresiva, de principio, comienzo y fin.   Acá los opuestos están contenidos, la astrología se basa mucho en la representación Ying y Yang de las polaridades: no hay un principio definitivo y un punto de llegada definitivo: el bien y el mal, la virtud y el pecado, lo demoníaco y lo angelical no son opuestos en conflicto permanente.

En el corazón de lo oscuro está lo luminoso, en el momento más pleno del día cuando el sol está en el cenital al mediodía, podríamos decir que comienza la noche, ya anuncia lo decreciente. La lógica circular reúne opuestos, te obliga a ver en polaridad lo que en nuestro paradigma perceptivo habitual tendemos a ver como opuestos irreconciliables. Antes decíamos la astrología, invita a percibir lo que está más allá de lo que puedo entender. Percibir un orden que está más allá de lo que puedo explicar,  implica  aceptar ese misterio y también aceptar que en tanto forma encarnada, esa percepción que tuve siempre la voy a reproducir en una representación.

No hay una revelación definitiva, son velos que se van corriendo. Una idea de la trascendencia que se da en circularidad, una traducción que habilita un despliegue vital, un desarrollo de conciencia, fruto del cual surgirá la percepción en algún momento de que esa representación también es un velo, que habrá que correr ya que me di cuenta de eso lo puedo correr y puedo trascenderlo. 

Como sostiene la famosa frase de Carl Jung: “la astrología es la suma de todo el conocimiento psicológico de la Antigüedad, traducida a símbolos”.

¿O sea que en algún momento se podría trascender la astrología como forma de representación del misterio de ese orden trascendente?

Seguro, yo estoy muy abierto al momento en que la astrología me fastidie, me aburra o me resulte intrascendente. Ahora, claramente mi visión de mí mismo y de la realidad externa no es la misma que la que tenía hace casi 40 años, cuando empecé a investigar en astrología, pero si es verdad que como lenguaje ha logrado acompañarme en todas esas transformaciones. Dan cuenta de claves significativas de tu vida y cuando transicionas hacia uno nuevo no se agota. En ese sentido la persistencia de la astrología es indicador de la exquisitez de los símbolos, ¿no? Un símbolo autentico no agota rápidamente su significado. En este caso son 4000 años de tradición e historia.

¿Supone este orden trascendental o cósmico algún tipo de ética o moral?

La representación circular demuele un poco a las cristalizaciones morales. Lo circular no te permite ver en términos de bueno o malo. Yo diferencio,  en un registro no académico, entre moral y ética. La moral son principios acerca del valor de las cosas que están determinados cultural e institucionalmente, por dogmas religiosos o ideológicos sobre lo que está bien y lo que está mal y mi percepción debe subordinarse a eso, porque si no la pasó mal, me castiga Dios me meten preso o lo que fuera. Desde ese punto de vista la astrología es muy amoral, está más allá de esa moral, no se reduce a los criterios de bien y mal que reproduzca determinada cultura.

Ahora,  si entendemos lo ético ya no como valores que son impuestos de un modo cultural, sino a la ética como la íntima respuesta que damos en el diálogo más profundo y personal respecto a nuestras acciones, a si esto corresponde que lo haga o no, . Puede ocurrir incluso que aunque moralmente cierta acción esté bendecida , éticamente uno sienta que no está bien, que no corresponde. Ese diálogo íntimo sí tiene mucho que ver con la astrología. La polaridad no se puede anular, el polo excluido se manifestará de alguna manera, y en esas respuestas la astrologia ayuda a percibir los distintos desafíos en las acciones que tomo.

¿Estamos dando una respuesta que es capaz de contener la paradoja de la existencia, el bien y el mal, la virtud y el pecado como polos de una dinámica. virtud y pecado como polos de una dinámica? Esta respuesta ética no la puedo determinar con un catecismo ni con ningún mandamiento, sino aparece explícita en el contacto íntimo con la propia conciencia. Desde ese punto de vista la astrología obliga a una respuesta ética y al mismo tiempo es amoral.

¿Qué pensás de la asociación entre astrología y New Age? La astrologia tiene al menos 4000 años, y sin embargo en las librerías hoy  sus libros suelen estar en la misma sección, digamos, a las cuestiones más ligadas a la autoayuda personal ¿Porqué pensas que es asi?

Ese es un fallido que cometen los que arman los estantes de la librería, y eso es en el mejor de los casos, porque en el peor nos ponen con “ocultismo”. Sí, yo lo veo como una dificultad, de qué etiqueta ponerle a esto desde un paradigma cultural muy racionalista o cientificista. También en otras librerías puede aparecer bajo la forma espiritualidad , bueno, podría ser ahí más correcto, pero yo no le presto mucha atención a esto.

Porque también la percepción de la astrología obliga a un registro de la realidad que va a exceder nuestro sistema de creencias y nuestras ideologías. Desde este punto de vista. , cuando yo estudiaba sociología  creía que la astrología  podía ser contenida en el paradigma al que yo adhería en ese momento , que era a la moda del posmodernismo de los 80. Cuando en el Kybalion leí "toda verdad es una verdad a medias" me dije “la astrología es posmoderna". Más temprano que tarde me di cuenta que la astrología desbordaba esas categorías, o mejor dicho lo que la percepción que estaba estimulando en mí la astrología, a partir de un lenguaje de símbolos acerca de la realidad , desbordaba mis contenedores ideológicos y  filosóficos académicos. No iba a poder contener la astrología en mi formación académica. Esos símbolos estaban hechos para otra cosa. 

Si tu experiencia de la astrología y de estas correspondencias no se ve reflejada de un modo significativo en la realidad de tu vida, no tiene ningún valor. Como el valor de la sincronicidad, que no está dado en los dos hechos que ocurren al mismo tiempo sin relación causal, sino en que esos dos hechos que se producen al mismo revelan un significado. Entonces, lo mágico de la astrología, y nuevamente a favor de considerarla un arte y no una ciencia, es que no conozco a nadie que la haya investigado en profundidad que no se haya rendido ante su evidencia , de que aunque no se pueda explicar su mecanicidad, funciona, se aplica y tiene sentido.

Revela una información altamente significativa que no se hubiera encontrado mediante la más impecable reflexión intelectual o filosófica. Hay un plus que aporta. Hay algunos científicos que reducen la belleza a fórmulas pero el arte no se puede reducir a lo racional. En el arte hay algo que conmueve o no conmueve. Y lo mismo ocurre con la astrología.

La astrología nos recuerda que somos sensibles a un orden que está más allá de lo que podemos entender.